por DALIA GONZÁLEZ DELGADO
@daliaglez
Algunas imágenes de El Cairo parecen las de una ciudad en guerra.
Después de la violencia desatada este miércoles, que dejó más de 600 muertos y
tres mil heridos, la tensión no ha disminuido. En un país polarizado, con
varias fuerzas en pugna y una población de alrededor de 82 millones de
habitantes, es difícil predecir con certeza qué sucederá en los próximos días o
semanas.
Los acontecimientos en Egipto pasarán por una etapa de "luchas
internas confusas", comentó a este diario el diplomático e investigador
Ernesto Gómez Abascal, quien ha sido embajador de Cuba en varios países de Oriente
Medio.
El analista considera que "ninguna de las dos grandes fuerzas que
se enfrentan en Egipto tiene un programa para resolver los graves problemas del
pueblo. Me parece que no hay una alternativa de izquierda por el momento; ojalá
surja alguna en la lucha".
Por una parte, "la cúpula militar, aunque puede haber excepciones,
está muy comprometida con Estados Unidos, quien lleva muchos años trabajándola
y especialmente financiándola. Pienso que apoyará una salida con políticos
tradicionales, que no sean hostiles a Occidente y especialmente que estén
dispuestos a no crear problemas con Israel".
Por otro lado, aunque los Hermanos Musulmanes cuentan con respaldo
popular, "no son mayoría absoluta y pueden crear muchos problemas, incluso
llevar las cosas al borde de una guerra civil", opina Abascal.
Un criterio similar sostiene el doctor Reinaldo Sánchez Porro, profesor
de la Universidad de La Habana, quien precisó a Granma los caminos que podría
tomar Egipto "tras la guerra civil que parece inevitable".
A su juicio, podría pasar a ser una revolución radical islámica; podrían
los militares, los nacionalistas, los laicos y la izquierda vencer militar y
políticamente con el tiempo a esos sectores islamistas; o se podría dar un paso
a una revolución progresista que implique cambios estructurales.
"Pero en el momento actual —remarcó— el país está dividido en dos
mitades que se van alejando de una posible reconciliación, como se ve en las
multitudinarias manifestaciones a favor o en contra del derrocado gobierno de
Mursi, mientras el ejército utiliza su fuerza y consolida su hegemonía
centenaria".
La inestabilidad política puede tener también implicaciones regionales.
"Egipto es el país bisagra del mundo árabe, el más poblado e influyente en
la cultura política regional, y ese peso puede arrastrar a sus vecinos en una u
otra dirección", destaca el especialista.
LA HERMANDAD ES MÁS
QUE SU CARA POLÍTICA
"Mientras los laicos acusan al gobierno de Mursi de emprender la
islamización del país, muchos sectores islamistas le reprochan lo contrario, o
sea, que no aprovechó la oportunidad de aplicar su programa de reislamización
de la sociedad", argumentó Sánchez Porro.
Eso explica que los más radicales salafistas de Al Nur, quienes
obtuvieron el 25 % de los votos en las elecciones legislativas, pasaron a
oponerse a Mursi, "porque querían más, no menos, Islam político".
"La Hermandad Musulmana ganó limpiamente las elecciones y eso le da
una legitimidad inobjetable que es su fuerza y su debilidad, pues ahora
cualquier eventual aceptación de un arreglo con el gobierno golpista sería
visto por muchos como una traición a esa legitimidad y a los principios".
Para el profesor universitario es importante tener presente que el
bloque social que es la Hermandad Musulmana, fundada en 1928, con todas sus
instituciones actuales de servicios a la comunidad, es mucho más que su cara
política, el Partido Libertad y Justicia. En su trayectoria ha sido un
"movimiento-río" con muchas corrientes, "algunas de ellas
practicantes de atentados y violencia política que con el tiempo fueron
admitiendo la vía electoral que ahora le cierran tras su victoria. Eso podría
provocarles un retorno a la lucha violenta por el poder".
LO QUE NO SE VE
Estados Unidos anunció este jueves la cancelación de unos ejercicios
militares conjuntos con Egipto. El presidente Barack Obama dijo que ha ordenado
a su equipo "evaluar" las acciones del gobierno interino, y los pasos
que podrían dar "en caso necesario" con respecto a las relaciones
bilaterales.
La semana pasada, los senadores estadounidenses John McCain y Lindsey
Graham visitaron El Cairo, para tratar de "reforzar" la
"mediación" internacional que habían iniciado el subsecretario de
Estado norteamericano, William Burns, y el enviado de la Unión Europea,
Bernardino León.
Según Abascal, "lamentablemente todavía no hay una fuerza popular,
progresista, organizada, que represente una alternativa de poder". Así,
Estados Unidos y los demás países de Occidente pueden darse el lujo de escoger,
entre las fuerzas políticas en pugna, la que sea más "dócil a sus
intereses".
Washington está siguiendo el principio —ya hecho público por Condoleezza
Rice en su momento— de que en aquellos países del Medio Oriente donde no puedan
ejercer su dominio hay que "fomentar la destrucción, la división y las
guerras internas, para debilitarlos", concluye.
Mientras, Sánchez Porro opina que "Estados Unidos y la Unión
Europea han mantenido una posición muy ambigua, tratando de aparentar que no se
inclinan por unos o por otros cuando se sabe que, por sus intereses, tienen que
estarse empleando a fondo en busca de la evolución que más les convenga, aunque
tengamos que esperar a un próximo (Edward) Snowden para saber exactamente como
han intentado manejar los hilos. En política, como decía José Martí, lo real es
lo que no se ve".
El ejército egipcio es una vergüenza: es muy bueno para fabricar compotas, iPads, sopa enlatada, colchones, etc., pero jamás en su existencia ha ganado una guerra, ¡jamás! En lo que sí ha demostrado ser experto, además de en mantener las riendas de grandes sectores económicos del país, es en masacrar a su propio pueblo, embistiendo a gente sin preparación militar y sin armas en condiciones.
ResponderEliminarLa salida que le han dado a esta situación es, además, "torpe de toda torpeza". ¿Cómo se puede llegar a un arreglo pacífico después de dejar 500 muertos en el pavimento? ¿Pensarán que la sociedad egipcia, y particularmente el sector islamista militante, se conformará con un "bueno, olvidemos lo pasado, sigamos adelante y conversemos"?
Han sido tozudos, tontos. Si en vez de mantener a Mursi en prisión lo hubieran puesto en libertad desde el primer momento del golpe, ello hubiera servido de válvula de escape a la ira de los islamistas. Pero no contentos con desbancarlo, lo han mantenido encerrado todo este tiempo, como si en sus manos hubiera la sangre que había en manos de Mubarak.
Sobre el otro ingrediente de esta sopa, los Hermanos Musulmanes, mejor ni extenderse: el hecho de que hayan arremetido contra iglesias coptas (es más fácil incendiar un templo que un cuartel) no deja lugar a dudas de cuál sería la tónica que un gobierno islámico consolidado hubiera dado al país.
Un desastre, sin dudas. Cuando no hay hacia dónde virarse para hallar un poco de cordura, sentido común y ganas de arreglar las cosas, poco hay que hacer como no sea hacer las maletas y partir. Ha pasado dondequiera: Gadaffi era un cabronzuelo, pero los métodos de los que lo combatieron no han sido menos feroces. En Siria, Al Assad no es ningún santo (no hay que esperar, como con Saddam y Gadaffi, que los bajen del pedestal para decirlo), pero quienes se le oponen tienen más o menos los mismos habitos sangunarios.
Pobres pueblos árabes, atrapados entre fanáticos y esbirros...