lunes, 29 de abril de 2013

Foro de Sao Paulo alerta sobre la necesidad de unidad



Sesiona en La Habana Grupode Trabajo del Foro de Sao Paulo. Foto: Ismael Francisco
 “Sin la unidad más amplia y abarcadora de las fuerzas más avanzadas de nuestra región, existe el peligro de que no tengan continuidad los actuales gobiernos progresistas y de izquierda; con el agravante que su más probable alternativa serían con seguridad gobiernos derechistas”.
 Así definió el Grupo de Trabajo del Foro de Sao Paulo –que se reúne en La Habana desde este lunes– la encrucijada en la que se mueve la izquierda latinoamericana de cara a los momentos actuales que vive la región.
 La unidad y la integración son el eje fundamental en el que se mueven los debates de la reunión, que arrancó en la capital cubana con la representación de alrededor de 40 organizaciones políticas y sociales de izquierda del continente.
 Miguel Díaz-Canel Bermúdez, primer vicepresidente de los Consejos de Estado y de Ministros de Cuba en las palabras inaugurales saludó en nombre del Partido, del gobierno y el pueblo cubano a los participantes, les dio la bienvenida y afirmó que esta reunión es también un reconocimiento a la obra de la Revolución cubana.
 “La realización de esta reunión de trabajo en La Habana la apreciamos como el reconocimiento de ustedes a la obra de la Revolución y la firme solidaridad con la causa de los pueblos de Latinoamérica y el Caribe, lo que nos compromete a continuar brindando, en lo que las condiciones actuales de nuestro país nos permitan, una modesta contribución cubana y de su Partido, en el fortalecimiento y continuidad del profundo proceso de transformaciones que avanza en la región”,  afirmó Díaz-Canel.
Un centenar de delegados de 20 naciones acuden a la cita en el Palacio de las Convenciones, que debe aprobar el documento base del XIX encuentro anual del Foro, a efectuarse del 31 de julio al 4 de agosto en Sao Paulo, Brasil. Foto: Ismael Francisco
 
 Por su parte el compañero José Ramón Balaguer Cabrera, jefe del Departamento de Relaciones Internacionales del Partido cubano, enfatizó en que el Foro de Sao Paulo hace mucha falta, “que siga fortaleciéndose, que se convierta en el espacio donde conocemos nuestros problemas y diferencias, el lugar donde hacemos causa común por el destino de nuestro pueblos”, subrayó.
 Balaguer alertó que las derechas latinoamericanas están debilitadas, sin discursos ni propuestas alternativas, “pero no plenamente derrotadas; conservan el poder económico y cultural”, enfatizó.
 Especial momento de la jornada lo constituyeron las palabras de solidaridad y respaldo al legítimo presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, y al pueblo revolucionario de ese hermano país, continuador de la obra de Hugo Chávez, frente a la ofensiva de la derecha mundial y en especial de la venezolana.
 Durante las jornadas de trabajo, los delegados recibirán información sobre el proceso de actualización del modelo socialista cubano, en particular la implementación de los acuerdos del Sexto Congreso del PCC; conocerán sobre el caso de Los Cinco luchadores antiterroristas y participarán en la marcha del pueblo por el 1ro de Mayo, Día de los Trabajadores.

Foro de Sao Paulo: la batalla principal es por la conciencia popular (+ Video)







Yosbel Bullaín y Jorge Legañoa,
@cronicasdecuba

A comienzo de la década del ’90, mientras la izquierda mundial asistía al derrumbe del socialismo en la Unión Soviética y Europa del Este, de este lado de la Tierra, un grupo de partidos y movimientos sociales de izquierda, que a la postre se convertiría en el Foro de Sao Paulo – aupados por el liderazgo fundador de Luiz Inácio Lula da Silva y Fidel Castro– trabajaban por crear un espacio de diálogo dentro de la diversidad, pero apostando a la unión y la integración.
Más de dos décadas después, la izquierda latinoamericana ha llegado al poder en una decena de países. No sería la vía armada, sino la electoral, la forma de ascenso de los procesos alternativos en el continente. Los partidos de izquierda ya no solo constituyen la oposición, sino que trabajan, desde los gobiernos, en pos de una estrategia que permita consolidar los cambios sociales, políticos y económicos operados en la región.
¿Cuáles son los retos del Foro de Sao Paulo? ¿Qué perspectivas de trabajo se vislumbra dentro de la izquierda latinoamericana? ¿Cómo enfrentar la injerencia imperialista en nuestra región? De estos y otros temas conversamos con Valter Pomar, secretario ejecutivo del Foro de Sao Paulo, por estos días en La Habana para la reunión del Grupo de Trabajo del Foro.
–Valter, en el año 1993 en la clausura del IV Foro, Fidel Castro hablaba de la necesidad de la integración y la unidad de la izquierda en América Latina; decía incluso que se construyera con Socialismo, o sin él. ¿Por qué, 20 años después volver a abordar el tema de la unidad y la integración?
–El proceso histórico latinoamericano creó sociedades distintas entre sí y en cada una de ellas la izquierda tiene que adoptar estrategias distintas también. Esto no significa que no tengamos que tener una estrategia continental común. ¿Por qué? Pues porque independiente de la orientación política que sigamos en cada país, el éxito de nuestras estrategias nacionales, sea socialista o de desarrollo capitalista con bienestar social, cualquiera que sea, solo tendrá éxitos si tuviéramos al mismo tiempo una integración regional que nos proteja.
El imperialismo, las metrópolis, el capitalismo internacional impide el éxito tanto de la estrategia socialista, como de la desarrollista salvo que tuviéramos una red de integración que nos proteja, que nos permita desarrollar estos procesos nacionales, cada cual por su camino. Por eso el tema de la unidad, el tema de la integración sigue teniendo vigencia actual.
–¿Qué esperan los integrantes del Grupo de Trabajo del Foro de la reunión en La Habana los días 29 y 30 de abril?
–Esta reunión tiene el propósito de preparar el décimo noveno encuentro del Foro de Sao Paulo que será en Brasil del 31 de julio al 4 de agosto. La reunión del grupo de trabajo será una oportunidad para debatir el documento base, y en profundidad, los temas que están por detrás de este documento base. De una parte, una evaluación de la crisis del capitalismo, su estado actual, su impacto en la región, y de otra parte una estrategia de unidad regional que se materializa fundamentalmente en el tema de la integración. La reunión tiene estos dos propósitos.
- Ante la impronta de una izquierda que se convirtió en gobierno en una decena de países latinoamericanos, ¿cuáles serían los desafío del Foro de Sao Paulo?
Primero, pues donde somos gobiernos tenemos el desafío de profundizar los procesos de cambios, porque ganamos elecciones, ascendemos a los gobiernos nacionales; pero heredamos una estructura social, política e ideológica que no fue construida por y para nosotros y mucho menos para los pueblos. Tenemos el reto de profundizar los procesos de cambios para tener más democracia, más bienestar social, más soberanía nacional, más integración regional y construir vías estratégicas de desarrollo con el sentido que la izquierda en cada país quiera dar.
Un segundo desafío es tener gobiernos de izquierdas como palanca para acelerar los procesos de integración. El proceso de integración en América Latina avanzó mucho, pero aún está muy retrasado frente a lo que necesitamos. Los partidos tienen el rol de hacer que los gobiernos sean más rápidos y eficaces en los procesos de integración.
En un tercer nivel debemos recordar que no somos gobiernos solamente, también partidos y movimientos sociales dentro de cada país y oposición en otros, lo que establece una dialéctica compleja donde los gobiernos tienen que mantener las relaciones diplomáticas normales y productivas con otros gobiernos de orientación política distinta en el ámbito de la CELAC y de la UNASUR.
Al mismo tiempo, los partidos que son gobiernos en algunos países, tienen que dar apoyo y solidaridad a los partidos que son oposición en otras partes de Latinoamérica y que queremos que asciendan al gobierno. Estos escenarios complican mucho la actuación de los partidos del Foro de Sao Paulo que pasan a tener que interrelacionarse con los movimientos, con los partidos en el ámbito nacional y con los gobiernos en el ámbito regional.
–Hemos visto el apoyo que el Foro le ha brindado al gobierno recién electo en Venezuela. ¿Qué más puede hacer el Foro por el proceso bolivariano?
–Lo que tenemos que seguir haciendo es dejar claro, para la comunidad internacional, que la izquierda venció la elección en Venezuela. Nicolás Maduro es el presidente legítimo, legal y sobre esto, no puede quedar ninguna duda.
En segundo lugar, debemos brindar solidaridad política. Los compañeros y las compañeras de Venezuela tienen muchos retos, entre los cuales está consolidar su liderazgo colectivo. Otro reto importante es el proceso de cambio en la economía venezolana, para que tengan seguridad alimentaria y autonomía industrial. Que se liberen de la renta petrolera que les viene ya de un siglo. Ellos tienen conciencia de esta necesidad y saben que es una necesidad.
Esta situación sería resuelta más rápidamente, si contaran con el apoyo, no solamente político, sino también práctico, de las demás economías de la región. Yo entiendo que son estos los atributos fundamentales: la solidaridad política y la solidaridad económica y social. Estamos actuando en un escenario donde la derecha internacional y nacional está muy agresiva y envalentonada.
–Se percibe una contraofensiva del imperialismo norteamericano en la región: golpe de estado en Honduras, golpe de estado parlamentario en Paraguay, desconocimiento de resultados electorales en Venezuela, intentos golpistas en Bolivia y Ecuador. ¿Hacia dónde va el Foro…?
–Tenemos primero que nada tomar conciencia de la contraofensiva. Luego, acelerar el proceso de concertación y unidad entre los partidos, movimientos y gobiernos. Veamos el caso de Paraguay, donde para la elección del 21 de abril, el Foro de Sao Paulo hizo esfuerzos para que la izquierda paraguaya presentara una única candidatura, una única lista parlamentaria. No tuvimos éxito y el resultado es que las izquierdas paraguayas salieron en tercero, cuarto y quinto lugar dentro del proceso electoral, que constituye una derrota política más que electoral. Entonces tenemos que tomar conciencia de la situación y tomar medidas para que la unidad se materialice.
Hay que tener en cuenta que la batalla principal es por la conciencia popular. Lo que va a determinar, en última instancia, quién vencerá, serán los mismos que determinaron en periodos anteriores la conciencia de la mayoría de la población.

viernes, 26 de abril de 2013

El Foro de Sao Paulo sobrepasó la prueba del tiempo


por SERGIO ALEJANDRO GÓMEZ
 Al sencillo hotel Danubio, en el barrio Bella Vista de Sao Paulo, llegó una visita insólita el 4 de julio de 1990. Representantes de decenas de partidos y movimientos políticos progresistas y de izquierda de toda América Latina y el Caribe se reunieron allí para debatir durante tres días sobre la crisis del llamado "socialismo real" y plantear estrategias frente al avance del neoliberalismo.
Nunca antes se había congregado en un solo evento tan amplio, diverso y heterogéneo mosaico ideológico de la izquierda regional. Todos respondían a la convocatoria que el brasileño Partido de los Trabajadores (PT) había hecho al primer Encuentro de Partidos y Organizaciones Políticas de Izquierda de América Latina y el Caribe, nombre original de lo que hoy conocemos como Foro de Sao Paulo.
Pero la idea venía de antes, fruto de una reunión en Cuba entre Luiz Inácio Lula da Silva, dirigente del PT y futuro presidente brasileño, y el líder de la Revolución Cubana, Fidel Castro.
En el mundo, los periódicos de ese 4 de julio recogían los caóticos acontecimientos del 28º Congreso del Partido Comunista de la Unión Soviética. Justo un día antes, el ministro de Exteriores soviético, Edvard Shevardnadze, había reconocido ante 5 000 delegados que a la URSS le importaba bien poco lo que sucedía en el campo socialista.
En el vórtice de aquellos acontecimientos, estaba el entonces embajador cubano en la Unión Soviética, José Ramón Balaguer Cabrera, miembro del Buró Político del Partido.
"Yo estaba allí —recuerda— precisamente en los momentos en que se estaban desarrollando los grandes problemas que culminaron en la desaparición de la URSS y la liquidación del socialismo en Europa del Este.
"El entorno era bastante complicado para las fuerzas de izquierda y revolucionarias en Latinoamérica y el Caribe. La palabra imperialismo dejó de pronunciarse y de socialismo ni se hablaba. Algunos partidos cambiaron de nombre. Incluso algunos consideraron que ya no había necesidad de hacer revolución.
El encuentro de Lula y Fidel, con su liderazgo y principios, fue muy importante para lograr esa primera reunión en 1990. Su principal objetivo era convocar las fuerzas de izquierda y demostrar que, a pesar de lo que estaba sucediendo en el mundo, existían las posibilidades para lograr una revolución social, y que era factible alcanzar una sociedad con justicia e igualdad de oportunidades".
Balaguer rememora que tuvo siempre presente aquellos recuerdos cuando asumió la jefatura del Departamento de Relaciones Internacionales del Comité Central del Partido, uno de los fundadores del Foro de Sao Paulo y miembro de su Grupo de Trabajo.
Aunque muchos auguraban la pronta defunción del naciente mecanismo, durante más de dos décadas el Foro ha desarrollado 18 encuentros exitosos en distintas ciudades de la región, desde Montevideo a Ciudad de México y sus filas se han engrosado hasta alcanzar casi un centenar de organizaciones.
La discusión, el diálogo y el respeto a las posiciones de cada movimiento están entre las claves de ese éxito, afirma Balaguer.
"Se ha buscado siempre lograr un objetivo común, teniendo en cuenta que lo que estamos desarrollando es un camino hacia el socialismo. No existe un modelo de socialismo en el mundo y el único que había, desapareció.
"Otro aspecto trascendental —precisa— ha sido determinar siempre dónde está el enemigo principal, que desde el inicio ha estado claro: los Estados Unidos y su determinación de impedir que haya una integración latinoamericana, como lo planteó Simón Bolívar hace más de dos siglos."

AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE VIVEN UN MOMENTO TRASCENDENTAL EN SU HISTORIA
A diferencia de aquella etapa fundacional, cuando la hegemonía neoliberal parecía absoluta y Cuba era el único país de la región con un proyecto social alternativo al capitalismo, el balance de fuerzas actual es muy distinto, con muchos de los movimientos y fuerzas políticas del Foro ejerciendo un protagonismo desde el poder.
"Cuando parecía que el socialismo desaparecía de la faz de la tierra, se produce este fenómeno revolucionario al que asistimos en América Latina. Se vuelve a mencionar esa palabra en nuestra región.
"En la historia de nuestro continente y de las relaciones de América Latina con los Estados Unidos, no ha habido un momento como el actual."
Balaguer destaca lo que significó a finales del siglo pasado el triunfo del proyecto bolivariano en Venezuela y la figura de su líder histórico, Hugo Rafael Chávez Frías, un fenómeno social y revolucionario que ha transformado completamente la situación en América Latina y el Caribe.
El proyecto de integración regional que se consolida hoy, en el cual Cuba ha asumido su justa posición tras décadas de agresiones y aislamiento, no habría sido posible sin la presencia de la Revolución Bolivariana, la Revolución Ciudadana de Rafael Correa en Ecuador, la presidencia del primer indígena en la historia de Bolivia, Evo Morales, el empuje de países como Brasil, Argentina y México, así como el aporte de cada una de las naciones de nuestra región, refiere.
"Quién podía pensar hace algunos años que se lograría una integración latinoamericana sin los EE.UU. No en balde la creación de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) fue valorada por el General de Ejército, Raúl Castro, como el hecho institucional más importante de los últimos 200 años", comenta.
Balaguer cita las palabras del Presidente cubano durante la pasada Cumbre de la CELAC en Chile, cuando dijo que "sin nuestra unidad, nada sería posible y todo lo logrado se perdería".
"Y es que, como definió Raúl, la garantía de la real independencia de nuestros países depende de la integración.
"En este mismo sentido es que tienen que jugar su papel los partidos de izquierda para, unidos, influir en la realidad de cada una de sus naciones, inclusive dentro del sistema, que es lo notable de los procesos que se están produciendo."
Todos nuestros países —señala— aún son extremadamente vulnerables a la agresividad de los Estados Unidos y las maniobras de la burguesía, como demuestran el golpe de Estado en Honduras, el parlamentario en Paraguay y los intentos desestabilizadores en Venezuela tras las elecciones.

EL GRUPO DE TRABAJO DEL FORO REGRESA A LA HABANA
La capital cubana ha sido sede de dos encuentros anuales del Foro, en 1993 y en el 2001. En el 2006 acogió una reunión de su Grupo de Trabajo, el cual regresará a La Habana a finales de abril. Esta ocasión es una oportunidad de mostrar a las decenas de partidos y movimientos invitados cómo marcha la actualización del modelo económico cubano.
"Vamos a tratar que todos los que participen en el Foro se actualicen sobre la situación en nuestro país y la implementación de los Lineamientos económicos y sociales de la Revolución Cubana y el Partido, así como de las relaciones internacionales de Cuba, sus posiciones y sus principios.
"El objetivo de este proceso, como ha quedado claro, es fortalecer nuestra sociedad y el camino cubano hacia el socialismo. Nosotros explicaremos cómo se está aplicando y la seguridad y la confianza que tenemos en que lo vamos a lograr.
"Las manipulaciones que se intentan hacer desde afuera para asegurar que nuestras transformaciones buscan destruir el socialismo, no son más que el reflejo de sus deseos de que sigamos un camino que nos conduzca a aquella sociedad que dejamos atrás."
Por otra parte, el Partido Comunista de Cuba presentará a los asistentes un documento titulado Necesidad de la unidad de la izquierda en América Latina y el Caribe. El texto —refiere— convoca a la unidad de los partidos de izquierda que tienen un objetivo común: forjar una sociedad diferente. Asimismo, llama a lograr un trabajo de conjunto que, respetando las características de cada cual, pueda sostener y apoyar los distintos procesos revolucionarios y progresistas que viven nuestros países.
El hotel Danubio, donde todo comenzó, está hoy clausurado y olvidado en la avenida Brigadeiro Luis Antonio de la moderna urbe brasileña. Sin embargo, cada nuevo encuentro, debate y acción que emana de este mecanismo es una prueba de que, en palabras de Balaguer, el Foro de Sao Paulo ha sobrepasado la prueba del tiempo y sigue siendo un ámbito apropiado para elevar la conciencia por la unidad de los partidos de izquierda de nuestra región.

lunes, 22 de abril de 2013

Eufemismos para justificar ola de terror en Venezuela


José Manzaneda,
 Coordinador de Cubainformación.

 Tras las recientes elecciones de Venezuela, 8 personas partidarias del candidato chavista Nicolás Maduro fueron asesinadas –6 por armas de fuego, dos arrolladas por un camión- a manos de partidarios del opositor Henrique Capriles, quien no reconoce su derrota electoral (1).


Estos 8 asesinatos de militantes de izquierda –es decir, todos pertenecientes a una de las partes- han sido, sin embargo, presentados por los medios internacionales como producto del “enfrentamiento” entre bolivarianos y opositores. Esto decía Telecinco (canal privado español): “Los enfrentamientos entre seguidores del oficialismo y la oposicion, tras los resultados electorales, han provocado 61 heridos y hay más de un centenar de detenidos” (2).

 Algunos medios, incluso, llegaban a presentar a Capriles como un supuesto “pacificador”, al haber desconvocado una marcha de protesta. La periodista Arantxi Padilla, de Euskal Telebista (televisión pública vasca), nos decía lo siguiente: “La Fiscal General Luisa Ortega ha confirmado que hay ya 7 muertos, 61 heridos y 135 detenidos por enfrentamientos postelectorales. Es por ello que muchos piensan que la decisión de Capriles de suspender esta marcha ha sido sensata, porque esto ha provocado que las aguas se hayan calmado bastante” (3). En Antena 3 (canal privado español) informaba así: “El opositor Henrique Capriles ha anulado la marcha de protesta prevista para hoy, tras la muerte de al menos 7 personas por enfrentamientos políticos” (4).

 Los medios han disfrazado con el eufemismo de “enfrentamientos postelectorales” toda una estrategia de terror antichavista. Además de los 8 muertos, 61 personas resultaron heridas, a una de las cuales se intentó quemar viva (5); 12 Centros de Diagnóstico Integral (ambulatorios médicos) fueron incendiados, y pacientes y personal cooperante cubano agredidos físicamente; se produjeron ataques a supermercados estatales de la Misión Mercal, que distribuyen alimentos a precios populares, así como a viviendas de la Gran Misión Vivienda, cedidas por el Estado a familias sin recursos, y a sedes de empresas públicas como PDVSA y Conatel; cinco medios comunitarios fueron parcialmente destruidos, y asediados los canales de televisión Telesur y Venezolana de Televisión; viviendas de concejales, vehículos oficiales y varias sedes del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) fueron incendiadas, y tiroteadas varias casas de gobierno; y políticos, artistas y periodistas de izquierda sufrieron acosos, insultos, amenazas y agresiones físicas.

 Sin embargo, los grandes diarios internacionales –que han silenciado todos estos hechos- reiteran la tesis del país polarizado, fracturado en dos partes (6). Una tesis que jamás aplican a otros escenarios electorales con resultados también ajustados. Basta recordar el margen del 1 % con el que José María Aznar ganó en España en 1996 (7); o el 2 % de diferencia entre Obama y Romney en las últimas elecciones de 2012 (8).

 El ejemplo de las elecciones mexicanas de 2006, en las que la diferencia entre Felipe Calderón y Manuel López Obrador fue del 0,58 %, 3 veces inferior a la de las recientes elecciones en Venezuela, es ejemplo del doble rasero de los medios. Recordemos un editorial del diario español El País que calificaba como "un gesto peligroso en un país donde la violencia está a la orden del día" las protestas del candidato mexicano de izquierda López Obrador ante las numerosas pruebas de fraude (9). En el actual caso de Venezuela, sin embargo, el diario hace una abierta apología de las denuncias y movilizaciones de la oposición derechista (10).

 El opositor Henrique Capriles no acepta los resultados en los que salió derrotado por un margen del 1,59 %, a pesar de que el sistema venezolano –calificado como uno de los más fiables del mundo por el Centro Carter- incluye por ley 14 auditorías (11). Una de ellas ya abarcó el 54 % de todas las máquinas de votación, con técnicos y testigos de todos los partidos políticos. Ahora el Consejo Nacional Electoral ha aprobado realizar el 46 % restante (12).

 El proceso fue monitoreado por 170 acompañantes internacionales, entre ellos las misiones de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), el Mercado Común del Sur (Mercosur), la Unión Interamericana de Organismos Electorales (Uniore) y el Centro Carter de EEUU (13). Una representación del Congreso español, compuesto por todas las fuerzas políticas, aprobó un texto en el que señala que “el resultado electoral es fiable”, y que éste “debe ser el que emane del Consejo Nacional Electoral” (14).

 Uno de los rectores de este Consejo Nacional Electoral (CNE), Vicente Díaz,  opositor al chavismo, afirmó que el proceso "fue limpio" y que no tenía dudas "del resultado (...) porque (el sistema de votación) ha sido auditado, certificado y revisado en presencia de los testigos" (15).

 Pero la violencia no solo ha sido alentada por los políticos de la oposición, sino fundamentalmente por los medios de comunicación del país, un 80 % en manos opositoras (16).

 Un mensaje en las redes sociales del periodista Nelson Bocaranda acusaba a médicos cooperantes cubanos en Maracaibo de esconder urnas electorales (17). Poco después, comenzaban ataques simultáneos contra al menos 12 centros médicos donde atienden cooperantes de la solidaridad cubana. Recordemos que uno de los mensajes de la campaña de Capriles fue la supuesta “injerencia” de Cuba en el país.

 Varios diarios publicaban las fotografías de funcionarios quemando papeletas electorales, presentándolas como prueba del supuesto “fraude”. Horas después, el Gobierno aclaraba que correspondían a la destrucción legal de material tras las elecciones del año 2007 (18).

 Henrique Capriles anunciaba en rueda de prensa que poseía numerosas pruebas del “fraude”. Una de ellas era que en un centro electoral de Trujillo se habían contabilizado más votos que electores. El Gobierno aclaró la trampa de Capriles: había eliminado de su contabilidad una de las dos mesas de dicho centro electoral (19). Pero los grandes medios privados venezolanos no informaron de estas aclaraciones.

 El papel de instigación de la ola de terror por parte de Henrique Capriles y la dirección de los medios venezolanos representaría, en otros países del mundo, un delito duramente penado. ¿Se hará justicia en Venezuela con las familias de las 8 personas asesinadas? ¿O la Justicia venezolana se arrugará ante la presión mediática?

 
(16)                     http://rebelion.org/noticia.php?id=166722