martes, 22 de febrero de 2011

Silvio Rodríguez pide a Google y a Obama internet gratis para el tercer mundo


El cantautor cubano Silvio Rodríguez pidió al presidente estadounidense, Barack Obama, y a la empresa Google que construyan una red de satélites para ofrecer internet gratis a los países del tercer mundo.
"La propuesta es sencilla: el mundo está muy disparejo y se podría evitar muho dolor con una acción que contribuyera a un salto cualitativicial Cubadebate.
"Estoy seguro de que es algo que está al alcance de esos cerebros (y bolsillos) privilegiados", añadió el músico.
En una anterior entrada, Rodríguez lanzó la siguiente demanda: "Dueños de internet y presidente Obama: construyan una red satelital que dé internet gratuito al tercer mundo!".
Según explica el músico en su blog, el pedido surgió después de que un amigo personal lo animara a dirigirse a "la cumbre de internet que se celebraba en Estados Unidos", en referencia a la reunión que sostuvo Obama con un grupo de representantes de las empresas más grandes del sector tecnológico.
En el encuentro, que tuvo lugar a puerta cerrada la semana pasada, participaron el creador de la red social Facebook, Mark Zuckerberg; el fundador de Apple, Steve Jobs; el presidente de Cisco, John Chambers, y el director ejecutivo de la red de microblogs Twitter, Dick Costolo, entre otros.
Rodríguez precisó que, a través de su amigo, intentarán que su demanda llegue a manos del presidente de Google, Erich Schmidt. (EFE)

domingo, 20 de febrero de 2011

Una Isla navegando en el Caribe


Linda imagen. Mas bien extraordinaria instantánea de nuestra Isla vista desde la Estación Espacial Internacional (ISS), tomada por el astronauta italiano Paolo Nespoli, quien está a bordo de la ISS desde diciembre pasado.
La fotografía la comparto, cortesía de Cubadebate, con los que sienten y palpitan por este Caimán en medio del Caribe.

jueves, 17 de febrero de 2011

Afinidades buscando un tesoro


por JORGE LEGAÑOA ALONSO
En medio del friecillo de estos días en La Habana, me he tomado junto a algunas amistades, la licencia de refugiarme no en el calor de la casa sino en el cine. He visto la peli cubana "Afinidades" de Jorge Perugorría y Vladimir Cruz. Si tuviera que ponerla en la escala del 1 al 10 de mi gusto, pues la colocaría en el 9.

Maravillosa la fotografía, (esta Isla nuestra tiene belleza por doquier y la Laguna del Tesoro y la villa Guamá en la Ciénaga de Zapata es un paraiso) que decir de las actuaciones de Perugorría y Vladimir Cruz y las de ellas Cuca Escribano y Gabriela Griffith. La música de Silvio... sin comentarios.


La sinopsis solo retrata un pedacito ínfimo de lo que es esta realización de Perugorría y Cruz: "Ante el vacío y la falta de explicación racional de muchos de los problemas del mundo contemporáneo, a veces parece que la única salida es refugiarse en los instintos… y los instintos nos conducen al sexo. Al menos esta es la salida que encuentran los protagonistas de esta historia: el sexo a modo de descarga eléctrica para mantenerse vivos, la manipulación de los demás como vía de conjurar la impotencia y reafirmar sus personalidades laceradas por la soledad. Pero el resultado es efímero y el intento tiene consecuencias imprevisibles".

Y es que en este acercamiento a lo erógeno como catarsis a los conflictos de los seres humanos no radica para mí la peculiaridad de la película, aunque si es bastante novedosa en un ambiente cinematográfico marcado por su habitual distancia con el erotismo y la sensualidad visualmente expresada.

Me voy un poco más allá. Lo erógeno es solo el motivo, el pretexto... No sé si es que estoy medio fundido y veo demasiado pajaritos en el aire, pero no se puede dejar escapar el discurso... en los diálogos y los monólogos internos de desesperación de cada personaje está el mayor logro de "Afinidades".

Ojo, no digo que sea un drama, pero los conflictos me mantuvieron pensando un buen rato después de verla. Nada... cosas de la vida. Desde la butaca del cine suspiré varias veces. ¿Es un retrato? Quizás, el cine nunca está divorciado de la realidad. Pero no cabe dudas que el argumento está muy bien logrado y el ambiente es idílico para hacer pensar a un público, por temporadas habituado a lo obvio y lo machacoso del cine cubano.

¿Críticas? Prefiero que vean la película.

Silvio responde a los jóvenes de Cubadebate: “Mi suerte histórica está echada”


-Es conocida su identificación con el pensamiento de José Martí: ¿Cómo ve usted las ideas del Maestro a la luz de los actuales desafíos que enfrenta Cuba?

-Lo difícil de la senda de cambios que afortunadamente hemos comenzado a transitar, no son en sí los cambios, sino lo que pueden demorarse por las trampas burocráticas y otras dilaciones. Yo no veo, como temen algunos, que se esté soltando al lobo para que haga de las suyas, sino que estamos regresando a la cordura de aspirar al progreso, colectiva e individualmente, a través de la dignidad del trabajo. Tú dirás: “¿Y eso qué tiene que ver con Martí?”. Pues si el pragmatismo del mundo actual nos arroja a la cara lo quimérico de pretender un “hombre nuevo”, yo veo en eso razones para retomar la aspiración que él sintetizó con la palabra “Homagno”. Por eso no dudo que de la tierra en silencio una hermosa voz conteste a quienes deseamos escucharla.

-El 26 de Julio del pasado año, varios artistas e intelectuales cubanos, entre ellos usted, asistieron a un encuentro con Fidel. Luego, publicó varias fotos como testimonio de ese momento: ¿Cómo fue para Silvio Rodríguez reencontrarse después de tanto tiempo con Fidel?

-Fue una experiencia insólita, gratificante. Yo no tenía idea de que iba a volver a tener la oportunidad de estar cerca de Fidel, y cuando nos saludamos incluso me hizo un comentario sobre mi reciente visita a los Estados Unidos. “Te diste gusto por allá”, me dijo. Aquel día, más que nada, fue la gran satisfacción de verlo con capacidad de seguir aportándonos, como siempre. Ahora recuerdo que aquella mañana fue también especial porque fue la última vez que pude saludar a Lucius Walker, que como siempre iba al frente de un grupo de “Pastores por la paz”. Las fotos fueron muy bien recibidas, cosa que me alegró. Las hice con un zoom y sin flash, para no molestar.

-Desde hace algún tiempo usted mantiene un blog, a partir del cual se ha insertado en el debate de ideas en Internet. Tras esa experiencia, ¿Cómo cree que se puede utilizar un espacio como este en defensa de ese “cúmulo de verdades que caben en el ala de un colibrí”?

-Primero debo aclarar que Segunda cita se ha ido construyendo con las aportaciones de todos los que participamos en el blog. La concurrencia ha sido mi ayudante. Yo empecé el blog sin un propósito definido, como ya he dicho. No me pasó por la mente que pudiera formar parte de debate alguno. Después la vida se fue manifestando múltiple y vigorosa, como es ella. El blog a veces toma impulso y se me hace difícil seguirlo. Otras se ralentiza y logro colar, sugerir algo así como un estado personal de cosas. Pero un blog participativo es la antítesis de la asepsia. Se parece a la teoría de la mariposa (o del colibrí): allá se mueve un ala y por aquí todo tiembla, se desvanece, recomienza.
Rafael González Escalona, estudiante de Periodismo

-Recientemente Joaquín Sabina, abrió un blog, tal como hizo usted hace unos meses, ¿considera que los cantautores han descubierto un nuevo espacio para “cantar” sus verdades?

-No sabía eso. Me parece muy bien que Joaquín abra un blog, que en definitiva es un medio actual de comunicación. No hace mucho alguien nos mandó un enlace con el blog de Ismael Serrano, del que tampoco estaba enterado. Me parece que Pedrito Guerra también tiene el suyo. Yo no conocía esas experiencias y mucho menos he hablado con ellos al respecto. Así que cuando los vea les voy a preguntar cómo lo ven, para podérselo contar a ustedes.

-Más allá de las explícita evocación musical, ¿cuáles son los puntos de contacto entre dos canciones como El necio y Sea señora?

-El necio es una canción rebelde, incluso con lo que defiende. Surgió en un momento extremo, muy definitorio -el derrumbe del campo socialista- y quizá por eso el bosque no deja que se le vean algunos árboles… Sea señora es un poco al revés: una canción francamente autocrítica que, sin embargo, cierra filas. Es autocrítica porque sin excusas pide cambios. Es reafirmativa porque convoca a la evolución sin perder de vista a Martí y a Maceo, figuras raigales de nuestra libertad como Nación. Pero el principal punto de contacto de estas dos canciones es que las hizo la misma persona, en el mismo lugar de La Tierra.

- En Reino de todavía usted menciona que “nadie sabe que cosa es el comunismo”, en una época que podía ser considerada una frase casi sacrílega. En la actualidad, varios años después, nuestros líderes se han expresado de igual forma, ¿se considera Silvio profeta?

-La verdad es que pude haberla escrito mucho antes. Pero estoy seguro de que en 1994 todos los líderes comunistas del mundo tenían tantas dudas como yo, si no es que más. Puede que les faltara la guitarra.
David Vázquez Abella, estudiante de Periodismo

-Usted en varias ocasiones se ha expresado a favor de la causa de los Cinco Héroes, ¿ha tenido algún contacto personal con ellos? De ser así, ¿cómo valora esa experiencia?

-Cuando estuve en los Estados Unidos, en 2010, hablé por teléfono con tres de ellos. Saliendo de San Francisco recibí la llamada de Antonio Guerrero. La de Rene González Sehwerert me llegó cuando me desplazaba entre un laberinto de coches por Los Ángeles. La voz de Fernando González me sorprendió en una esquina de la playa Santa Mónica. Las tres llamadas fueron breves pero intensas. Ellos expresaban gratitud porque en cada concierto les estábamos dedicando una canción. A mi me resultaba paradójico que ellos nos dieran gracias cuando nosotros no teníamos cómo pagar su sacrificio.

- ¿Qué reconoce en los jóvenes actuales del Silvio iconoclasta de los sesenta, en qué se reconoce en esta juventud? ¿Contra qué arremetería el flaco que compuso Resumen de noticias en esta Cuba del siglo XXI?

-Me reconozco sobre todo en algunos raperos contestatarios, por lo desafiantes, como yo fui en ciertos momentos en que me sentí perseguido. Por otra parte, puede que los años me hayan agregado algo de sobrepeso, pero creo que mis ideas siguen tan esbeltas como fui; por eso, a la vez que canto contra los prejuicios y a favor de la amplitud de miras, arremeto contra la ausencia de compromiso, contra la materialización vulgar y contra el sálvese el que pueda.
Carlos Manuel Álvarez, estudiante de Periodismo

-Cuál es el riesgo, artísticamente hablando, de un disco como Segunda Cita, tan centrado en la realidad nacional. ¿Pudiéramos decir que el éxito o el fracaso de la obra -en términos de trascendencia- depende del éxito o el fracaso de un proyecto social como el cubano?

-Una vez dije que si la Revolución caía, yo caería con ella. Eso lo mantengo porque una parte esencial de mis canciones tuvo una inspiración revolucionaria. Hay que comprender que transcurrí de niño a hombre en la primera década del proceso. Y que casi desde que empecé a cantar lo hice expresando mi realidad, de la que fui partícipe como persona, tratando siempre de no quedarme en lo superficial. Fue mi manera de entender el compromiso con la partecita de mundo que me tocaba y con el resto del planeta, que también se hacía sentir, y mucho. Hay un arco que va desde “Mientras tanto”, donde anuncio cómo va a ser mi canto, hasta “Sea señora”, donde reclamo evolución, sin R, pero consecuente con nuestra Historia. En esa trayectoria mi suerte histórica está echada. Espero que quede algo para mi suerte artística.

-Todo buen poeta es ficticio. Todo buen poeta roza con la ubicuidad. Parece haber un Silvio para cada momento. Un Silvio que tiende la mano a la hora de definiciones amorosas, de definiciones políticas, de definiciones ante el tiempo, ante la muerte. ¿Cómo se definiría el Silvio hombre, el sujeto imperfecto, ante cada uno de estos escollos?

-Whitman decía que se celebraba y se cantaba a sí mismo. Salvando la insondable distancia, yo he conseguido cantarme a mí mismo, pero cuando he tratado de celebrarme ha sido como el aliento en un cristal. Quizá eso explique que tenga pocas canciones hechas desde la plenitud. Hace años solía decir que cuando era feliz no hacía canciones porque el goce no me dejaba. Era cierto. Profundizando un poco podría agregar que hasta sentía pudor de ser feliz, cuando ocurría. En “Pequeña serenata diurna” lo solucioné pidiendo excusas, pero fue un recurso que sólo pude usar una vez, como le pasó a Agatha Christie con “El asesinato de Roger Ackroyd”.

-A través de su blog, muchos jóvenes latinoamericanos han confesado descubrir, por ejemplo, a Villena y a Eliseo Diego. ¿Hubo tal intención desde un inicio; el propósito, digamos, de abrir un espacio en el universo digital para la obra de grandes poetas cubanos? ¿A qué cree Silvio Rodríguez que se deba su vigencia, su popularidad dentro de la juventud hispanoamericana?

-Yo sólo he ido poniendo referencias personales en el blog, textos con los que me identifico. También he solicitado colaboraciones y algunos me han complacido, otros no (al menos todavía). El caso de Rubén y de Eliseo es porque son poetas -personas- que me acompañan desde hace hace mucho tiempo. El garbo de la poesía de Rubén me dejó resonancias. El susurro revelador de Eliseo me enseñó otro mundo. No son los únicos citados. También hay cantores de diferentes tiempos y países. Hago enlaces con artículos diversos, unos de actualidad, otros científicos. Pero el curso del blog, su pulso, lo ha ido conformando la participación de personas que he conocido en ese medio, algunos prácticamente anónimos. A veces mi papel ha sido el de un interpretador que acude a las respuestas que le ofrecen su formación y su memoria. Sentir y actuar en sintonía con esa onda colectiva es parte de lo especial que ha tenido Segunda cita.
Mónica Rivero, estudiante de Periodismo

-¿Qué gana el arte cuando sale de los espacios concebidos para él?


-Hay que tener claro que una cosa es crear espacios para el arte y otra, muy diferente, es condenar el arte a la rigidez de los espacios. Yo creo que el arte, donde quiera que se manifieste, crea su propio espacio y cumple su función.

-¿Dónde y a quién hay que cantarle hoy en Cuba?

-Se puede cantar en la calle, en los parques, en las plazas, en las peñas, en los teatros; se puede cantar en las prisiones, en las escuelas, en los hospitales, en los centros de trabajos, en las unidades militares; se puede cantar cortando las verduras y limpiando la casa. O sea, en casi todas partes, si se desea, se puede cantar. Donde único no hay que cantar es donde moleste. Tenemos que aprender a respetar el silencio ajeno.

-En su opinión, ¿dónde se ubica la frontera entre lo culto y lo popular? ¿Existe tal frontera, o lo describirías de otra forma?

-La buena música no tiene fronteras ni clase preferente. Los conceptos de culto y de popular nacieron de la sostenibilidad económica del arte. La música, como hoy se conoce, empezó a organizarse en el medioevo, subvencionada por las iglesias, donde además se enseñaba. Después, para satisfacción de soberanos y sus cortes, se fueron creando diversas formaciones orquestales. Fue cuando el mecenazgo de la nobleza mantuvo a virtuosos y compositores. Esto se refleja en la película “Amadeus”, que sin embargo no explica como un genio como Mozart, para tocar en los palacios, tenía que vestir librea y comer en la cocina, con los criados. El ballet y la ópera fueron convirtiéndose en instituciones de élite en la medida en que fueron necesitando mantener compañías de músicos, cantantes, bailarines, escenógrafos, escritores y empleados, lo que sólo podía ser sostenido con altos precios que pagaban los pudientes. En muchos países estas colosales instituciones han sido asumidas por el Estado, que debe seguir cobrando caro para paliar los enormes gastos que implica el llamado gran arte. De la exclusividad económica surgió la idea de que había un arte culto, protegido, bien pagado, y otro silvestre y popular, menor, que crecía como la verdolaga. Hoy día está claro que puede haber músicos con más formación académica que otros y que, igualmente, hay grandes músicos empíricos. Hoy día está claro que la música sencillamente es buena o es mala. Para mí, Hórowitz era el Tata Güines del piano. Y a Pancho Amat lo considero el Segovia del tres (y cuidado con eso).

-¿Cuánto le debe su obra a las vivencias de su juventud en los barrios de La Habana?

-Supongo que más o menos lo mismo que le debe a mi niñez, al río Arigüanabo, a los montes que envuelven San Antonio. Igualmente le debe mucho a mis años de soledad como recluta; a mis meses de aventura marina con los pescadores y al año que pasé en la guerra de Angola. En esta suerte de bestiario son inexcusables las generosas musas femeninas. La verdad es que la deuda de mi canción es infinita.

domingo 13 de febrero de 2011

lunes, 14 de febrero de 2011

El Día del Amor



En el Día del Amor, Crónicas de Cuba regresa después algunos meses lejos del terruño. Y no puedo menos que regalarnos esta historia, que se me antoja más un cuento del periodista camagüeyano Enrique Milanés León. Espero que la disfruten...

Enrique Milanés León

Desde la madrugada habían sido barridas las nubes sucias para que la plaza estuviera impecable, azulísima, a primera hora. Con puntualidad celestial, a las ocho en punto empezó a hablar el locutor:

—¡Bienvenidos! Hoy es 14 de febrero, Día del Amor, y estamos reunidos aquí para efectuar esta actividad conmemorativa. Preside el acto el compañero Cupido, de la instancia superior en el Ministerio del Cariño.

Se produce un cerrado aplauso de alas. En ese momento, el joven dirigente ladeó un poco la cabeza y levantó el ala derecha en señal de saludo. Satisfecho el protocolo, el presentador continuó:

—Pedimos un minuto de silencio por los amores difuntos, por los extintos, por aquellos que, de tan finos, terminaron en finados. Un minuto sin palabras por los galanteos fallidos, por el rubor liquidado, por los adjetivos que no escuchó la mitad de la pareja y por los sustantivos que el otro 50 por ciento usó para herir. Convocamos a un mutismo solemne por la boca poca, que no quiso besar y, de tan egoísta, terminó emboscada (embocada, dicen) entre los flancos de fuego de los labios enemigos...

Ahí fue cuando el locutor, ángel sensible, se emocionó demasiado y su voz se apagó. Alguna musa auxiliar apareció presurosa tras la tribuna y le alcanzó un vaso de agua bendita que él bebió, despacio, para seguir con bríos nuevos la lectura:

—Pido que escribamos el epitafio de las mentes vanas que se van de su mundo sin llegar primero y vienen al nuestro con vagina deshecha o glande rasgado y un alma virgen, intocada, que jamás un mortal pudo conmover. Recemos una oración subordinada a lo bueno, yuxtapuesta a lo bello, coordinada con sensibles latidos de nuestrocardio; una oración que tenga sujeto, predicado y, como complemento, prédica, suficiente prédica para intentar que al fin descansen en paz los amantes de parejas infinitas que jamás se tropezaron en cama alguna con la cara y el cuerpo de la ternura. Glorifiquemos de nuevo los amores difíciles, los únicos fáciles de creer. Entablemos un diálogo silente de 60 segundos —y 60 primeros— para que el de hoy no resulte “el Día”, dispar en el alma/naque, sino un día común porque amar sea la norma.

Ya con ojos vidriosos, el locutor hizo una pausa más larga, tomó aire y le dio otro tono a su voz para anunciar, orgulloso:

—Bien, queridos asistentes, ahora el compañero Cupido nos dirá unas palabras de estímulo para concluir la actividad.

En efecto, ceremoniosamente, Cupido se paró de la butaca destinada a la presidencia, entregó el arco en custodia a un ayudante, y tomó el micrófono de la tribuna, sin embargo, cuando todos esperaban escucharlo rompió en un llanto desgarrador: la víspera de ese Día, había roto con su mujer.