domingo, 23 de marzo de 2014

La verdad sobre Venezuela: Una revuelta de ricos, no una "campaña de terror"



por Mark Weisbrot
The Guardian
Las imágenes forjan la realidad, lo que da a la televisión, los videos y hasta a las fotografías un poder con el que pueden cavar profundo en la mente de las personas, incluso sin que ellas se den cuenta. Pensé que también yo era inmune a los repetitivos retratos de Venezuela como Estado fallido en medio de una rebelión popular. Pero no estaba preparado para lo que vi en Caracas este mes: qué poco de la vida cotidiana parecía estar afectado por las protestas, la normalidad que reina en la gran mayoría de la ciudad. También yo había sido engañado por la imaginería mediática.
Grandes medios han reportado que los pobres en Venezuela no se han unido a las protestas de la oposición de derecha, pero esto es un eufemismo: no es solamente que los pobres se abstienen – en Caracas, son casi todos excepto pocas áreas como Altamira, donde pequeños grupos de manifestantes se meten en batallas nocturnas con las fuerzas de seguridad, lanzan piedras y bombas incendiarias y corren del gas lacrimógeno.
Caminando desde el barrio de clase trabajadora Sabana Grande hasta el centro de la ciudad, no hay señales de que Venezuela esté al borde de una "crisis" que requiera la intervención de la Organización de Estados Americanos (OEA), a pesar de lo que John Kerry diga. El Metro también trabajaba muy bien, aunque no pude bajarme en la estación Altamira, donde los rebeldes habían puesto su base de operaciones hasta que los sacaron esta semana.
Logré ver las barricadas por primera vez en Los Palos Grandes, área de clase alta donde los manifestantes sí tienen apoyo popular y los vecinos gritarán a cualquiera que trate de remover las barricadas – algo arriesgado de intentar (al menos cuatro personas aparentemente han sido asesinadas a tiros por hacerlo). Pero incluso aquí en las barricadas, la vida era bastante normal, excepto por algún tráfico fuerte. El fin de semana, Parque del Este estaba lleno de familias y corredores sudando en un calor de 32 grados – antes de Chávez, había que pagar para entrar y los habitantes, según me dijeron, estaban decepcionados porque a los menos acomodados se les permitía entrar de gratis. Los restaurantes siguen llenos en la noche.
Viajar ayuda a verificar la realidad un poco más, por supuesto, y yo visité Caracas principalmente para obtener información en el área económica. Pero vine escéptico respecto al cuento, reportado a diario en los medios, de que el desabastecimiento de productos básicos era la razón para las protestas. La gente a la que la escasez le crea más molestias es, por supuesto, los pobres y las clases trabajadoras. Pero los habitantes de Los Palos Grandes y Altamira, donde vi verdaderas protestas, tienen sirvienes que hacen cola para lo que necesitan y tienen el ingreso y el espacio para acumular algo de existencias.
Esta gente no está sufriendo – les está yendo muy bien. Sus ingresos han aumentado a buen paso desde que el gobierno de Chávez tomó control de la industria petrolera hace una década. Incluso tienen un gran apoyo del gobierno: cualquiera con una tarjeta de crédito (excepto pobres y millones de la clase trabajadora) tiene derecho a $3.000 por año, a una tasa de cambio subsidiada. Después, pueden vender los dólares seis veces más caros de lo que pagaron, en lo que suma un subsidio anual multimillonario en dólares para los privilegiados – y todavía estos son los que abastecen la base y a las tropas de la sedición.
La naturaleza de clase de esta lucha siempre ha sido cruda e irrefutable, ahora más que nunca. Caminando entre las masas que fueron a las ceremonias por el aniversario de la muerte de Chávez, el 5 de marzo, se veía un mar de venezolanos de la clase trabajadora, decenas de miles de ellos. No había ropas caras o zapatos de $ 300. Qué contraste con las masas descontentas de Los Palos Grandes, que tenían camionetas todoterreno Grand Cherokee de $ 40.000 portando el eslogan del momento: SOS VENEZUELA.
En lo que se refiere a Venezuela, John Kerry sabe de que lado de la guerra de clases está. La semana pasada, justo cuando me iba, el Secretario de Estado de Estados Unidos duplicó su descarga de retórica contra el gobierno, acusando al presidente Nicolás Maduro de fomentar una "campaña de terror contra su propio pueblo". Kerry también amenazó con invocar la Carta Democrática Interamericana de la OEA contra Venezuela, así como de aplicar sanciones.
Alardear sobre la Carta Democrática contra Venezuela es casi como amenazar a Vladimir Putin con un voto de la ONU sobre la secesión en Crimea. Quizás Kerry no se dio cuenta, pero apenas unos días antes de sus amenazas, la OEA votó una resolución que Washington introdujo contra Venezuela y le dio la vuelta, declarando la "solidaridad" del organismo regional con el gobierno de Maduro. Veintinueve países la aprobaron y sólo los gobiernos de derecha de Panamá y Canadá se aliaron con Estados Unidos contra ella.
El artículo 21 de la Carta Democrática de la OEA aplica ante la "interrupción inconstitucional del orden democrático de un Estado miembro" (como el golpe militar de 2009 en Honduras, al cual Washington ayudó a legitimar, o el golpe militar de 2002 en Venezuela, que tuvo aún más colaboración del gobierno estadounidense). Debido a este voto reciente, la OEA podría invocar la Carta Democrática más en contra del gobierno de Estados Unidos, por las muertes que causan sus drones a ciudadanos estadounidenses sin juicio, de lo que podría hacerlo contra Venezuela.
La retórica de "campaña de terror" de Kerry está igualmente divorciada de la realidad y como era de esperarse provocó una respuesta equivalente del canciller de Venezuela, que llamó "asesino" a Kerry. Esta es la verdad sobre las acusaciones de Kerry: desde que comenzaron las protestas en Venezuela, resulta que más personas han muerto de la mano de los manifestantes que de las fuerzas de seguridad. De acuerdo a las muertes reportadas por el CEPR (Centro de Investigación en Economía y Política) durante el último mes, además de los asesinados por tratar de remover las barricadas puestas por los manifestantes, por lo menos siete aparentemente han muerto debido a las obstrucciones creadas por los manifestantes – incluyendo un motorizado que se degolló con una guaya colocada en la carretera – y cinco oficiales de la Guardia Nacional han sido asesinados.
Respecto a la violencia por parte de cuerpos de seguridad, presuntamente tres personas podrían haber sido asesinadas por la Guardia Nacional u otras fuerzas de seguridad – incluyendo dos manifestantes y un activista que apoyaba al gobierno. Algunas personas acusan al gobierno de otras tres muertes por civiles armados; en un país con un promedio de más de 65 homicidios por día, es completamente posible que esta gente actuara por su cuenta.
Un total de 21 miembros de las fuerzas de seguridad están bajo arresto por supuestos abusos, incluyendo por algunos de los asesinatos. Esto no es una "campaña de terror".
Al mismo tiempo, es difícil encontrar una denuncia seria sobre la violencia opositora entre los más importantes líderes de la oposición. Según datos de encuestas, las protestas son rechazadas en gran medida en Venezuela, aunque se ven mejor afuera cuando son promovidas como "protestas pacíficas" por gente como Kerry. Las encuestas también sugieren que la mayoría de los venezolanos ven estos disturbios como lo que son: un intento de derrocar un gobierno elegido.
La política interna de la postura de Kerry es bastante simple. Por un lado, tienes el lobby cubano-americano de la derecha de la Florida y sus aliados neoconservadores gritando a favor del derrocamiento. A la izquierda de la extrema derecha, bueno, no hay nada. A esta Casa Blanca le importa muy poco América Latina y no hay consecuencias electorales por hacer que la mayoría de los gobiernos del hemisferio se molesten con Washington.
Quizás Kerry piensa que la economía de Venezuela colapsará y que eso llevará a algunos de los venezolanos no ricos a las calles contra el gobierno. Pero la situación económica en realidad se está estabilizando – la inflación mensual bajó en febrero y el dolar del mercado paralelo ha bajado drásticamente ante las noticias de que el gobierno está introduciendo una nueva tasa de cambio basada en el mercado. Los bonos soberanos de Venezuela tuvieron un rendimiento de 11,5% desde el 11 de febrero (el día que comenzaron las protestas) al 13 de marzo, el más alto rendimiento según el índice de bonos de mercados emergentes de Bloomberg. La escasez probablemente bajará en las próximas semanas y meses.
Por supuesto, esto es exactamente el principal problema de la oposición: la próxima elección será dentro de un año y medio y para esa fecha, la escasez económica y la inflación que han aumentado tanto en los últimos 15 meses se habrán aliviado. En este sentido, la oposición posiblemente perderá las elecciones legislativas, así como ha perdido cada elección en los últimos 15 años. Pero su actual estrategia insurreccional no está ayudando a su propia causa: parece que han dividido a la oposición y unido a los chavistas.
El único lugar donde la oposición parece estar ganando amplio apoyo es en Washington.

*Publicado en The Guardian, el jueves 20 de marzo de 2014.
*Traducido por AVN.

lunes, 17 de marzo de 2014

Estudios confirman que Venezuela está bajo ataque mediático de Estados Unidos

Grandes cadenas distorsionan la información y favorecen a la oposición, documentan analistas
por David Brooks
Corresponsal
Periódico La Jornada
El conflicto interno en Venezuela se reporta en Estados Unidos por algunos de los medios más influyentes con una serie de errores y distorsiones que nutren la imagen, promovida por la oposición de aquella nación, de un país represor de la libertad de expresión, según denuncian analistas en esta ciudad.
La organización de monitoreo de medios Fairness & Accuracy in Reporting (Fair) y su revista Extra! evalúan la cobertura de los principales medios estadunidenses durante las semanas recientes de las protestas en Venezuela, y concluyen que ha sido simplista, con un guión en donde se reduce la disputa a estudiantes contra gente leal al gobierno antiestadunidense, no muy difícil entender de cuál lado supuestamente uno debería apoyar, escribe Peter Hart.
Ofrece ejemplos para ilustrar el uso de este guión en cadenas como CNN, ABC News, Newsweek y el Washington Post. Al igual que en la cobertura de Ucrania, los principales medios no ocultan en gran medida que favorecen a los manifestantes, afirma Hart.
Más allá del apoyo de estos medios a los opositores, Fair ofrece ejemplos de distorsión o poca precisión en la cobertura. Por ejemplo, señala que el New York Times reportó el 21 de febrero que el gobierno de Nicolás Maduro estaba suprimiendo las voces disidentes, y afirmó que la única estación de televisión que de manera regular trasmitía voces críticas del gobierno había sido vendida el año anterior y los nuevos dueños estaban suavizando las noticias.
Sin embargo, observadores señalaron que figuras de oposición han aparecido frecuente y rutinariamente en la televisión venezolana a lo largo de los años recientes. Más aún, líderes de oposición siguen presentes en las pantallas al continuar las protestas actuales, por ejemplo en la muy vista Venevisión. “No está claro por qué el Times sugeriría que había sólo un canal que ofrecía voces de la oposición, y que ahora sería aún menos probable hacerlo”, comenta Hart.
El escritor y activista Robert Naiman escribió al Times para preguntar por eso, explicando que era erróneo, y preguntó si publicarían una corrección. La respuesta inicial fue que no. El rotativo afirmó que estaba confiado en la precisión en los hechos de la aseveración central sobre el tema. Naiman lanzó una petición para obligar al Times a corregir la afirmación, y finalmente el diario publicó una nota, en la cual explica que Globovisión, aunque era el canal con más voces críticas, no era el único que las transmitía, como había sugerido inicialmente.
A la vez, el Times publicó un artículo de opinión de Francisco Toro, un venezolano cuyo blog había denunciado a los medios internacionales por ignorar un “progrom tropical” en Venezuela. Señaló que toda disidencia es traición para el gobierno venezolano, y ofreció como ejemplo que un discurso del líder opositor Henrique Capriles no fue cubierto por los medios a causa de la presión gubernamental. Pero resulta que tanto Globovisión como Venevisión cubrieron el discurso. Cuestionado por Fair sobre eso, Toro respondió por Twitter que no se había cubierto en vivo.
Según Extra!, Toro reporteaba para el Times hace muchos años, hasta que dijo en 2003 que no podía conformarse con las reglas de conflicto de interés del rotativo, ya que su estilo de vida estaba demasiado ligado con su activismo de oposición y no podía ser neutral.
Mark Weisbrot, codirector del Center for Economic and Policy Research (CEPR), en Washington, ha criticado la cobertura que los medios estadunidenses han realizado sobre Venezuela durante años, y en esta coyuntura fue el primero en señalar el error en la noticia sobre Globovisión.
Poco después, denunció que el Times empleó una gráfica en un reportaje publicado el primero de marzo mostrando una tasa de inflación implícita de más de 300 por ciento en Venezuela. Esa estadística fue fabricada por el Instituto Cato (centro de análisis conservador en Washington). No se trata de una medida relevante de la inflación, afirmó Weisbrot, y añadió que pocos economistas la aceptarían. Con ello, afirma, el Times ha violado los estándares básicos, tanto en lo económico como en los procedimientos periodísticos mediante esta decisión.
Weisbrot advierte que este tipo de distorsión mediática es peligrosa, ya que otros medios, incluso en Venezuela, la pueden citar y convertirla en un hecho, algo que puede incluso tener un impacto económico en ese país. Asegura que esto se suma a otras distorsiones que después nutren una imagen internacional no basada en los hechos.
Señaló, como ejemplo, que actores en los premios Óscar, como Jared Leto, leen estos medios y con base en ellos hacen declaraciones poco informadas sobre la libertad de expresión en un país que no conocen, pero ese mensaje llega a millones. Eso, asegura, acaba brindando apoyo al movimiento derechista que actualmente busca derrocar al gobierno electo democráticamente y, sobre todo, respalda su estrategia fundamental, que consiste en crear la imagen de un gobierno dictatorial e ilegítimo.
Jim Naureckas, director de Extra!, la revista mensual de Fair, recuerda que a pesar de la intensa oposición, Hugo Chávez y ahora Maduro continuaron ganando elecciones calificadas como imparciales y transparentes. “Periodistas estadunidense tienden a identificarse con la oposición, la cual es generalmente más rica y mejor educada, y no incidentalmente más blanca que los simpatizantes del gobierno. Esto debería mantenerse en cuenta al leer reportajes desde Venezuela”, indicó.
Extra! ha cuestionado y criticado la agresiva manera en que el Washington Post, el Times y otros medios han cubierto al gobierno de Rafael Correa, de Ecuador, y Evo Morales, de Bolivia. Hart comentó que en 2012 el Post, en un reportaje titulado Los nuevos autoritarios de América Latina, afirmó que “más de dos décadas después de que se disolvieron las últimas dictaduras derechistas de América Latina, un nuevo tipo de líder autoritario está surgiendo en varios países: presidentes democráticamente electos que gobiernan de ‘maneras crecientemente no democráticas’. Afirma que estos ‘populistas carismáticos están representando el reto más serio a las instituciones democráticas en América Latina desde los años 80’”.
Para estos críticos, la falta de imparcialidad al reportar la coyuntura en estos países y la falta de contexto histórico, empezando por el papel de Estados Unidos en la región, tienen un grave impacto tanto en la política exterior estadunidense como en los asuntos internos de estos países.