domingo, 17 de noviembre de 2013

LEGADOS DE CHÁVEZ



por LUIS BRITTO GARCÍA
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Toda revolución realiza un pensamiento revolucionario. El de Chávez parte de tres raíces. La de Simón Bolívar, quien libertó a los esclavos, emancipó a los indígenas, confiscó las propiedades de los realistas, atribuyó la propiedad del subsuelo a la República e intentó consolidar la unidad de América Latina en el Congreso Anfictiónico de Panamá. La influencia de Simón Rodríguez,  maestro del Libertador, autor de proyectos libertarios de educación para todas las clases y centrada en los oficios productivos. Y la de Ezequiel Zamora, caudillo agrario del siglo XIX quien declaró que la tierra, como el aire, es de todos, y prohibió pagar renta por ella. A partir de allí, asumió Chávez cada vez más  el proyecto de la intelectualidad venezolana de izquierda de los años sesenta, que cuando ganó la mayoría parlamentaria fue ilegalizada y empujada a una lucha armada  que la destruyó  a sangre y fuego entre 1962 y 1983. El joven Chávez contactó con algunas de las organizaciones radicales desbaratadas en ese cruento proceso. De allí que su ideología nacionalista y bolivariana progresara cada vez más hacia el socialismo, el antiimperialismo y la interpretación clasista de la Historia que se hace patente, por ejemplo, en los estatutos del Partido Socialista Unido de Venezuela.
2
Venezuela y quizá América Latina y el Caribe no son los mismos después de Chávez. Nuestra región  es la más desigual del mundo. Por ello es campo de cultivo de los movimientos sociales, que se articulan al margen de los partidos políticos y del Estado para lograr reivindicaciones que ni uno ni otros conceden. Chávez potenció la participación política y social mediante el impulso de la Democracia Participativa, y  articuló movimientos sociales con Estado y partidos a través de las Misiones. A pesar de tropiezos y retrasos en aspectos tales como las cooperativas y las comunas, Venezuela logró  resultados espectaculares. Baste señalar que alcanzó anticipadamente 6 de las 8 Metas del Milenio, cuyo cumplimiento fijó la ONU para el año 2015. Bajo la administración bolivariana Venezuela erradica la pobreza extrema; logra que estudien primaria el 95% de los niños en edad para ello; avanza  más de 70% en la igualdad de género y el empoderamiento de la mujer; combate eficazmente el paludismo, el sida y otras enfermedades; garantiza la sostenibilidad del medio ambiente e integra y fomenta una Alianza Mundial para el Desarrollo. Venezuela tiene actualmente el menor Índice de Gini de Desigualdad de la América Latina capitalista. Además, el bolivarianismo reintegra a los trabajadores las prestaciones sociales  confiscadas por el socialcristianismo, y con la Misión Barrio Adentro y otras iniciativas garantiza la atención médica  en las zonas desposeídas, crea un sistema de pensiones que cubre  a todos los  ancianos  y garantiza a éstos el transporte público gratuito. Con esas iniciativas se forma una generación libre de ignorancia y de carencias  básicas,  capaz de elegir su propio destino.
3
Tal cúmulo de logros derriba  el mito de que América Latina y el Caribe sean pobres: para alcanzarlos basta destinar a objetivos sociales las riquezas que antes beneficiaban sólo a las transnacionales. El 11 de abril de 2002 la oligarquía y Estados Unidos dan un golpe de Estado para arrebatar nuestra principal industria, Petróleos de Venezuela S.A. La contundente respuesta popular logra preservarla para la Nación, y aplicar directamente sus recursos para un gasto social de cerca del 64% del egreso público. El gobierno bolivariano implanta un control de cambios que frena la fuga de divisas y recupera para propiedad de la Nación empresas estratégicas, tales como la electricidad, la telefónica, la siderúrgica y las del aluminio. Al mismo tiempo expropia latifundios y fomenta cooperativas, empresas recuperadas, comunas y fundos zamoranos como unidades productivas de propiedad social. Requiere mucho tiempo y espacio meramente enumerar tantos legados.

lunes, 11 de noviembre de 2013

Para Barack Obama, ¿cómo ser creativo?

DALIA GONZÁLEZ DELGADO
Barack Obama ha reconocido que la política de Estados Unidos hacia  Cuba no funciona. El viernes, durante una cena de recaudación de  fondos en Miami, dijo que “no tiene sentido” pensar que medidas tomadas “en 1961 serían efectivas hoy, en la era de Internet, Google y los viajes mundiales”.
Sus palabras pueden no haber sonado bien al anfitrión de esa cena: Jorge Mas Santos, hijo de Jorge Mas Canosa y actual jefe de la Fundación Nacional Cubano-Americana (FNCA). En el 2008, cuando hacía campaña para presidente, durante un acto en la sede de la FNCA, si bien reconoció que el enfoque seguido por George W. Bush hacia América Latina y Cuba era “fallido”, Obama fue un poco más tradicional en su postura. “Mantendré el embargo —dijo— Él nos provee de una oportunidad para presentar al régimen una clara decisión: si ustedes toman pasos significativos hacia la democracia, empezando con la liberación de todos los presos políticos, nosotros tomaremos pasos para comenzar a normalizar las relaciones. Esto es lo que traerá el cambio real en Cuba, a través de una diplomacia inteligente, fuerte y de principios”.
Este viernes no hizo referencia alguna al bloqueo. Por el contrario, dijo que había que ser “creativo” en la política hacia Cuba, y afirmó además que ve “cambios en la isla”. No es que necesitemos que él reconozca nuestros cambios, pero esa frase es nueva para un presidente norteamericano.
Aunque algunos medios de prensa han destacado la presencia esa noche de dos de los llamados “disidentes”: Guillermo Fariñas y Berta Soler, lo cierto es que su encuentro con Obama no debe haber pasado de un apretón de manos. De hecho, Cuba no fue el tema central de la noche. En un discurso  de cuatro cuartillas, dedicó apenas dos párrafos a hablar sobre nuestro país, y el resto fue política doméstica. No obstante, hubo un cambio de discurso, que puede ser apenas eso —especialmente en un hombre que lo que mejor hace es hablar—, o la ante sala de nuevas medidas.
Por lo pronto, si Obama tuviera la voluntad, aunque no podría cambiar la esencia de la política hacia Cuba, cuenta con prerrogativas ejecutivas que le permitirían flexibilizar las relaciones entre nuestros países, y ser realmente “creativo”. Podría, sin necesidad de pedir apoyo del Congreso:
·Expandir los viajes de los norteamericanos y extranjeros residentes en  Estados Unidos 
·Eliminar la prohibición del uso de tarjetas de crédito y débito, cheques  personales, cheques de viajeros, emitidas tanto por bancos de Estados Unidos y de terceros países.
·Ampliar la lista de aeropuertos de Estados Unidos autorizados para operar vuelos charter hacia Cuba.
·Permitir servicios de ferry entre Estados Unidos y Cuba.
·Permitir ciertas relaciones bancarias, como bancos corresponsales y apertura de cuentas por entidades cubanas en bancos estadounidenses para facilitar las exportaciones agrícolas. 
·Expandir los productos que pueden ser exportados a Cuba, para incluir, por ejemplo, insecticidas, pesticidas, herbicidas, equipos agrícolas e, incluso, muebles hechos con madera y confecciones fabricadas con materiales de origen animal o vegetal.
·Flexibilizar o eliminar la prohibición al uso del dólar en las transacciones internacionales de Cuba.
·Levantar las dos prohibiciones establecidas en la Ley Torricelli respecto a las embarcaciones: la que impide la entrada a puertos de Estados Unidos, durante 180 días, de las embarcaciones de terceros países que hayan transportado mercancías a Cuba; y la que imposibilita la entrada a puertos estadounidenses de embarcaciones que transporten mercancías o pasajeros hacia o desde Cuba (la Ley Torricelli y las regulaciones para su implementación autorizan al Presidente emitir licencias para ello).
·Excluir a Cuba de la lista de estados patrocinadores del terrorismo internacional. Esa lista entraña la aplicación de sanciones económicas y es una de las excusas utilizadas para mantener el bloqueo.