por DALIA GONZÁLEZ DELGADO
Estados Unidos entró en su
segunda semana de cierre del Gobierno. Continúan en sus casas 800 mil empleados
públicos, obligados a vacaciones sin sueldo. Los turistas no han podido visitar
la Estatua de la Libertad, el Cañón del Colorado, ni los museos del Instituto
Smithsonian en Washington. Incluso la agencia espacial NASA se ha visto
afectada.
A pesar de la gravedad del
asunto, hay mayor preocupación sobre otra fecha: el 17 de octubre, cuando se
cumple el plazo para que el Congreso apruebe una subida del techo de la deuda,
actualmente de unos 16 billones de dólares. No elevar ese tope podría
imposibilitar a Estados Unidos para pagar los intereses de los Bonos del Tesoro
y emitir nuevos bonos.
Pero el Gobierno no se ha
"paralizado" por falta de dinero, sino por falta de acuerdos en el
Congreso, que han imposibilitado la aprobación del presupuesto federal.
Lo que está sucediendo es
algo "insólito", dijo a Granma el Dr. en Ciencias Económicas Luis
René Fernández Tabío, del Centro de Estudios Hemisféricos y sobre Estados
Unidos (CEHSEU) de la Universidad de La Habana.
Aunque considera que hay un
"gran riesgo", pues están negociando "al borde de la
crisis", cree que lo más probable es que se llegue a un acuerdo antes de
la fecha límite.
No obstante, advierte algunas
de las consecuencias de no elevar el techo de la deuda. "Sería un gran
desastre, dado que Estados Unidos sigue siendo una economía fundamental, centro
del capitalismo en el sistema de la economía mundial; sería como una segunda
fase de la crisis del 2007. En este caso sería aún peor, dado que las secuelas
de la crisis precedente no se han resuelto totalmente.
"Además, produciría un
colapso del mercado de capitales y una aguda recesión no solamente en Estados
Unidos, sino de consecuencias globales, debido a que los bonos de la Reserva
Federal han sido las inversiones más seguras y confiables, reserva monetaria
del resto del mundo, y a partir de este momento elevarían su riesgo, con
consecuencias nefastas para la economía global".
OBAMA VS. TEA PARTY
La relación entre el
presidente Barack Obama y el Partido Republicano, especialmente con los
miembros ultraconservadores del Tea Party, ha sido muy tensa, pues este grupo
defiende la idea de un gobierno que "gaste menos" y no tenga
programas asistencialistas. Así, el Partido Republicano condiciona la
aprobación del presupuesto a un recorte en el gasto público; especialmente
exigen la postergación por un año de la reforma de salud, conocida como
Obamacare.
Se están enfrentando dos
visiones económicas, y cada cual quiere imponer su posición. Estados Unidos,
que ha gastado más de lo que ingresa, necesita reducir ese déficit. Obama ha
propuesto subir los impuestos a los más ricos, pero los republicanos consideran
que la solución es reducir el presupuesto de varios programas sociales.
"Hay un problema estructural, de acumulación de contradicciones, que está
agravado por políticas económicas conservadoras. Obama está tratando de
corregir eso, pero el Congreso, donde sigue la influencia conservadora muy
fuerte, quiere ganar esta batalla", explicó Fernández.
A su juicio, el problema
ahora no es económico, sino político. "Esto es una batalla
electoral", asegura. Ambas partes están pensando en las elecciones de
medio término del 2014, que de alguna manera podrían decidir el resultado de
las presidenciales del 2016. Aunque Obama no puede ser reelecto, quiere
garantizar su "legado".
El experto considera que no
subir el techo de la deuda sería un "disparate". Acabaría siendo algo
"suicida, porque el asunto es quién se va a hacer responsable del
problema".
Según una encuesta llevada a
cabo por la cadena televisiva CBS, el 72 % de los estadounidenses se opone al
cierre del Gobierno. El 44 % de los consultados culpa a los republicanos de
esta situación, el 35 % acusa a los demócratas y solo un 17 % responsabiliza a
ambas partes.
EL DESEMPLEO ES EL PROBLEMA
Este nuevo capítulo de una
novela más larga —así define la situación Fernández— tiene un antecedente en
diciembre del 2012, cuando muchos vaticinaban que Estados Unidos caería en un
"abismo fiscal" si no se lograba un pacto en el Congreso antes de
enero de este año. Finalmente, el acuerdo llegó, apenas unos minutos antes de
la fecha límite.
Esta vez, también podrían
ponerse de acuerdo a última hora, aunque "eso en sí mismo ya es un
desastre", opina el economista cubano. "Es otra reiteración de que el
Gobierno norteamericano, el sistema político norteamericano, no está
funcionando bien. Y peor aún, los resultados de esa locura van en contra de los
mejores intereses de la mayoría del pueblo de ese país".
Según explica el analista, el
tema del déficit desvirtúa la atención del problema central de la economía
norteamericana: el desempleo, que en agosto era del 7,3 %. "El desempleo está
asociado al bajo crecimiento; la economía norteamericana necesita incrementar
el ritmo de crecimiento, para que las expectativas de la gente aumenten".
"Y en vez de resolver
eso, que sería contestar a la pregunta de qué hay que hacer para que la economía
crezca más rápido, qué hay que hacer para reducir el desempleo, ellos están
preocupados en cómo reducir el déficit, porque eso baja la deuda. Y los
conservadores utilizan el techo de la deuda para que Obama se vea obligado a
hacer cambios en su política".
Prestigiosos economistas
dentro de Estados Unidos, como los Premios Nobel Paul Krugman y Joseph
Stiglitz, insisten también en que la principal dificultad no es el déficit,
sino el desempleo. Pero, según Luis René Fernández, esas voces son aún
minoritarias.
¿Cuál será el final de esta
historia? Obama y el Congreso mantienen la pulseada, con intercambio de
acusaciones hacia ambos lados.
El mandatario ha pedido a los
legisladores detener "esta farsa" y poner fin al bloqueo de la
adopción de un presupuesto. "El ala derecha del partido Republicano no
quiere dejar al presidente de la Cámara, John Boehner, someter esta ley a
votación", dijo el sábado durante su habitual programa radial. Asimismo,
dejó claro que no cederá ante chantajes. "No voy a pagar un rescate a
cambio del aumento tope de la deuda", afirmó.
En esa misma línea, un
editorial de Los Angeles Times subraya que si los miembros de una Cámara logran
imponer su voluntad y doblegar al Congreso y la Casa Blanca, se establecería un
"precedente desastroso".
Buen resumen de la situación. Lo único que diría es que es tal vez mas que solo una "batalla electoral" con vistas a 2014 o 2016. Es también una "batalla de ideas
ResponderEliminarsobre la forma y el papel del estado. Ojalá que se resuelva pronto.
Señor Tribble: usted tiene razón, es más que una batalla electoral (aunque también es eso). También digo en el trabajo que se enfrentan dos maneras diferentes de entender la economía, una conservadora, que parece ser mayoritaria, y otra que podríamos llamar liberal o tal vez keynesiana... Saludos Dalia González, @daliaglez
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