viernes, 26 de abril de 2013

El Foro de Sao Paulo sobrepasó la prueba del tiempo


por SERGIO ALEJANDRO GÓMEZ
 Al sencillo hotel Danubio, en el barrio Bella Vista de Sao Paulo, llegó una visita insólita el 4 de julio de 1990. Representantes de decenas de partidos y movimientos políticos progresistas y de izquierda de toda América Latina y el Caribe se reunieron allí para debatir durante tres días sobre la crisis del llamado "socialismo real" y plantear estrategias frente al avance del neoliberalismo.
Nunca antes se había congregado en un solo evento tan amplio, diverso y heterogéneo mosaico ideológico de la izquierda regional. Todos respondían a la convocatoria que el brasileño Partido de los Trabajadores (PT) había hecho al primer Encuentro de Partidos y Organizaciones Políticas de Izquierda de América Latina y el Caribe, nombre original de lo que hoy conocemos como Foro de Sao Paulo.
Pero la idea venía de antes, fruto de una reunión en Cuba entre Luiz Inácio Lula da Silva, dirigente del PT y futuro presidente brasileño, y el líder de la Revolución Cubana, Fidel Castro.
En el mundo, los periódicos de ese 4 de julio recogían los caóticos acontecimientos del 28º Congreso del Partido Comunista de la Unión Soviética. Justo un día antes, el ministro de Exteriores soviético, Edvard Shevardnadze, había reconocido ante 5 000 delegados que a la URSS le importaba bien poco lo que sucedía en el campo socialista.
En el vórtice de aquellos acontecimientos, estaba el entonces embajador cubano en la Unión Soviética, José Ramón Balaguer Cabrera, miembro del Buró Político del Partido.
"Yo estaba allí —recuerda— precisamente en los momentos en que se estaban desarrollando los grandes problemas que culminaron en la desaparición de la URSS y la liquidación del socialismo en Europa del Este.
"El entorno era bastante complicado para las fuerzas de izquierda y revolucionarias en Latinoamérica y el Caribe. La palabra imperialismo dejó de pronunciarse y de socialismo ni se hablaba. Algunos partidos cambiaron de nombre. Incluso algunos consideraron que ya no había necesidad de hacer revolución.
El encuentro de Lula y Fidel, con su liderazgo y principios, fue muy importante para lograr esa primera reunión en 1990. Su principal objetivo era convocar las fuerzas de izquierda y demostrar que, a pesar de lo que estaba sucediendo en el mundo, existían las posibilidades para lograr una revolución social, y que era factible alcanzar una sociedad con justicia e igualdad de oportunidades".
Balaguer rememora que tuvo siempre presente aquellos recuerdos cuando asumió la jefatura del Departamento de Relaciones Internacionales del Comité Central del Partido, uno de los fundadores del Foro de Sao Paulo y miembro de su Grupo de Trabajo.
Aunque muchos auguraban la pronta defunción del naciente mecanismo, durante más de dos décadas el Foro ha desarrollado 18 encuentros exitosos en distintas ciudades de la región, desde Montevideo a Ciudad de México y sus filas se han engrosado hasta alcanzar casi un centenar de organizaciones.
La discusión, el diálogo y el respeto a las posiciones de cada movimiento están entre las claves de ese éxito, afirma Balaguer.
"Se ha buscado siempre lograr un objetivo común, teniendo en cuenta que lo que estamos desarrollando es un camino hacia el socialismo. No existe un modelo de socialismo en el mundo y el único que había, desapareció.
"Otro aspecto trascendental —precisa— ha sido determinar siempre dónde está el enemigo principal, que desde el inicio ha estado claro: los Estados Unidos y su determinación de impedir que haya una integración latinoamericana, como lo planteó Simón Bolívar hace más de dos siglos."

AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE VIVEN UN MOMENTO TRASCENDENTAL EN SU HISTORIA
A diferencia de aquella etapa fundacional, cuando la hegemonía neoliberal parecía absoluta y Cuba era el único país de la región con un proyecto social alternativo al capitalismo, el balance de fuerzas actual es muy distinto, con muchos de los movimientos y fuerzas políticas del Foro ejerciendo un protagonismo desde el poder.
"Cuando parecía que el socialismo desaparecía de la faz de la tierra, se produce este fenómeno revolucionario al que asistimos en América Latina. Se vuelve a mencionar esa palabra en nuestra región.
"En la historia de nuestro continente y de las relaciones de América Latina con los Estados Unidos, no ha habido un momento como el actual."
Balaguer destaca lo que significó a finales del siglo pasado el triunfo del proyecto bolivariano en Venezuela y la figura de su líder histórico, Hugo Rafael Chávez Frías, un fenómeno social y revolucionario que ha transformado completamente la situación en América Latina y el Caribe.
El proyecto de integración regional que se consolida hoy, en el cual Cuba ha asumido su justa posición tras décadas de agresiones y aislamiento, no habría sido posible sin la presencia de la Revolución Bolivariana, la Revolución Ciudadana de Rafael Correa en Ecuador, la presidencia del primer indígena en la historia de Bolivia, Evo Morales, el empuje de países como Brasil, Argentina y México, así como el aporte de cada una de las naciones de nuestra región, refiere.
"Quién podía pensar hace algunos años que se lograría una integración latinoamericana sin los EE.UU. No en balde la creación de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) fue valorada por el General de Ejército, Raúl Castro, como el hecho institucional más importante de los últimos 200 años", comenta.
Balaguer cita las palabras del Presidente cubano durante la pasada Cumbre de la CELAC en Chile, cuando dijo que "sin nuestra unidad, nada sería posible y todo lo logrado se perdería".
"Y es que, como definió Raúl, la garantía de la real independencia de nuestros países depende de la integración.
"En este mismo sentido es que tienen que jugar su papel los partidos de izquierda para, unidos, influir en la realidad de cada una de sus naciones, inclusive dentro del sistema, que es lo notable de los procesos que se están produciendo."
Todos nuestros países —señala— aún son extremadamente vulnerables a la agresividad de los Estados Unidos y las maniobras de la burguesía, como demuestran el golpe de Estado en Honduras, el parlamentario en Paraguay y los intentos desestabilizadores en Venezuela tras las elecciones.

EL GRUPO DE TRABAJO DEL FORO REGRESA A LA HABANA
La capital cubana ha sido sede de dos encuentros anuales del Foro, en 1993 y en el 2001. En el 2006 acogió una reunión de su Grupo de Trabajo, el cual regresará a La Habana a finales de abril. Esta ocasión es una oportunidad de mostrar a las decenas de partidos y movimientos invitados cómo marcha la actualización del modelo económico cubano.
"Vamos a tratar que todos los que participen en el Foro se actualicen sobre la situación en nuestro país y la implementación de los Lineamientos económicos y sociales de la Revolución Cubana y el Partido, así como de las relaciones internacionales de Cuba, sus posiciones y sus principios.
"El objetivo de este proceso, como ha quedado claro, es fortalecer nuestra sociedad y el camino cubano hacia el socialismo. Nosotros explicaremos cómo se está aplicando y la seguridad y la confianza que tenemos en que lo vamos a lograr.
"Las manipulaciones que se intentan hacer desde afuera para asegurar que nuestras transformaciones buscan destruir el socialismo, no son más que el reflejo de sus deseos de que sigamos un camino que nos conduzca a aquella sociedad que dejamos atrás."
Por otra parte, el Partido Comunista de Cuba presentará a los asistentes un documento titulado Necesidad de la unidad de la izquierda en América Latina y el Caribe. El texto —refiere— convoca a la unidad de los partidos de izquierda que tienen un objetivo común: forjar una sociedad diferente. Asimismo, llama a lograr un trabajo de conjunto que, respetando las características de cada cual, pueda sostener y apoyar los distintos procesos revolucionarios y progresistas que viven nuestros países.
El hotel Danubio, donde todo comenzó, está hoy clausurado y olvidado en la avenida Brigadeiro Luis Antonio de la moderna urbe brasileña. Sin embargo, cada nuevo encuentro, debate y acción que emana de este mecanismo es una prueba de que, en palabras de Balaguer, el Foro de Sao Paulo ha sobrepasado la prueba del tiempo y sigue siendo un ámbito apropiado para elevar la conciencia por la unidad de los partidos de izquierda de nuestra región.

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