por SERGIO
ALEJANDRO GÓMEZ
Al
sencillo hotel Danubio, en el barrio Bella Vista de Sao Paulo, llegó una visita
insólita el 4 de julio de 1990. Representantes de decenas de partidos y
movimientos políticos progresistas y de izquierda de toda América Latina y el
Caribe se reunieron allí para debatir durante tres días sobre la crisis del
llamado "socialismo real" y plantear estrategias frente al avance del
neoliberalismo.
Nunca
antes se había congregado en un solo evento tan amplio, diverso y heterogéneo
mosaico ideológico de la izquierda regional. Todos respondían a la convocatoria
que el brasileño Partido de los Trabajadores (PT) había hecho al primer
Encuentro de Partidos y Organizaciones Políticas de Izquierda de América Latina
y el Caribe, nombre original de lo que hoy conocemos como Foro de Sao Paulo.
Pero
la idea venía de antes, fruto de una reunión en Cuba entre Luiz Inácio Lula da
Silva, dirigente del PT y futuro presidente brasileño, y el líder de la
Revolución Cubana, Fidel Castro.
En
el mundo, los periódicos de ese 4 de julio recogían los caóticos
acontecimientos del 28º Congreso del Partido Comunista de la Unión Soviética.
Justo un día antes, el ministro de Exteriores soviético, Edvard Shevardnadze,
había reconocido ante 5 000 delegados que a la URSS le importaba bien poco lo
que sucedía en el campo socialista.
En
el vórtice de aquellos acontecimientos, estaba el entonces embajador cubano en
la Unión Soviética, José Ramón Balaguer Cabrera, miembro del Buró Político del
Partido.
"Yo
estaba allí —recuerda— precisamente en los momentos en que se estaban
desarrollando los grandes problemas que culminaron en la desaparición de la
URSS y la liquidación del socialismo en Europa del Este.
"El
entorno era bastante complicado para las fuerzas de izquierda y revolucionarias
en Latinoamérica y el Caribe. La palabra imperialismo dejó de pronunciarse y de
socialismo ni se hablaba. Algunos partidos cambiaron de nombre. Incluso algunos
consideraron que ya no había necesidad de hacer revolución.
El
encuentro de Lula y Fidel, con su liderazgo y principios, fue muy importante
para lograr esa primera reunión en 1990. Su principal objetivo era convocar las
fuerzas de izquierda y demostrar que, a pesar de lo que estaba sucediendo en el
mundo, existían las posibilidades para lograr una revolución social, y que era
factible alcanzar una sociedad con justicia e igualdad de oportunidades".
Balaguer
rememora que tuvo siempre presente aquellos recuerdos cuando asumió la jefatura
del Departamento de Relaciones Internacionales del Comité Central del Partido,
uno de los fundadores del Foro de Sao Paulo y miembro de su Grupo de Trabajo.
Aunque
muchos auguraban la pronta defunción del naciente mecanismo, durante más de dos
décadas el Foro ha desarrollado 18 encuentros exitosos en distintas ciudades de
la región, desde Montevideo a Ciudad de México y sus filas se han engrosado
hasta alcanzar casi un centenar de organizaciones.
La
discusión, el diálogo y el respeto a las posiciones de cada movimiento están
entre las claves de ese éxito, afirma Balaguer.
"Se
ha buscado siempre lograr un objetivo común, teniendo en cuenta que lo que
estamos desarrollando es un camino hacia el socialismo. No existe un modelo de
socialismo en el mundo y el único que había, desapareció.
"Otro
aspecto trascendental —precisa— ha sido determinar siempre dónde está el
enemigo principal, que desde el inicio ha estado claro: los Estados Unidos y su
determinación de impedir que haya una integración latinoamericana, como lo
planteó Simón Bolívar hace más de dos siglos."
AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE VIVEN UN MOMENTO
TRASCENDENTAL EN SU HISTORIA
A
diferencia de aquella etapa fundacional, cuando la hegemonía neoliberal parecía
absoluta y Cuba era el único país de la región con un proyecto social
alternativo al capitalismo, el balance de fuerzas actual es muy distinto, con
muchos de los movimientos y fuerzas políticas del Foro ejerciendo un
protagonismo desde el poder.
"Cuando
parecía que el socialismo desaparecía de la faz de la tierra, se produce este
fenómeno revolucionario al que asistimos en América Latina. Se vuelve a
mencionar esa palabra en nuestra región.
"En
la historia de nuestro continente y de las relaciones de América Latina con los
Estados Unidos, no ha habido un momento como el actual."
Balaguer
destaca lo que significó a finales del siglo pasado el triunfo del proyecto
bolivariano en Venezuela y la figura de su líder histórico, Hugo Rafael Chávez
Frías, un fenómeno social y revolucionario que ha transformado completamente la
situación en América Latina y el Caribe.
El
proyecto de integración regional que se consolida hoy, en el cual Cuba ha
asumido su justa posición tras décadas de agresiones y aislamiento, no habría
sido posible sin la presencia de la Revolución Bolivariana, la Revolución
Ciudadana de Rafael Correa en Ecuador, la presidencia del primer indígena en la
historia de Bolivia, Evo Morales, el empuje de países como Brasil, Argentina y
México, así como el aporte de cada una de las naciones de nuestra región,
refiere.
"Quién
podía pensar hace algunos años que se lograría una integración latinoamericana
sin los EE.UU. No en balde la creación de la Comunidad de Estados
Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) fue valorada por el General de Ejército, Raúl
Castro, como el hecho institucional más importante de los últimos 200
años", comenta.
Balaguer
cita las palabras del Presidente cubano durante la pasada Cumbre de la CELAC en
Chile, cuando dijo que "sin nuestra unidad, nada sería posible y todo lo
logrado se perdería".
"Y
es que, como definió Raúl, la garantía de la real independencia de nuestros
países depende de la integración.
"En
este mismo sentido es que tienen que jugar su papel los partidos de izquierda
para, unidos, influir en la realidad de cada una de sus naciones, inclusive
dentro del sistema, que es lo notable de los procesos que se están
produciendo."
Todos
nuestros países —señala— aún son extremadamente vulnerables a la agresividad de
los Estados Unidos y las maniobras de la burguesía, como demuestran el golpe de
Estado en Honduras, el parlamentario en Paraguay y los intentos
desestabilizadores en Venezuela tras las elecciones.
EL
GRUPO DE TRABAJO DEL FORO REGRESA A LA HABANA
La
capital cubana ha sido sede de dos encuentros anuales del Foro, en 1993 y en el
2001. En el 2006 acogió una reunión de su Grupo de Trabajo, el cual regresará a
La Habana a finales de abril. Esta ocasión es una oportunidad de mostrar a las
decenas de partidos y movimientos invitados cómo marcha la actualización del
modelo económico cubano.
"Vamos
a tratar que todos los que participen en el Foro se actualicen sobre la
situación en nuestro país y la implementación de los Lineamientos económicos y
sociales de la Revolución Cubana y el Partido, así como de las relaciones
internacionales de Cuba, sus posiciones y sus principios.
"El
objetivo de este proceso, como ha quedado claro, es fortalecer nuestra sociedad
y el camino cubano hacia el socialismo. Nosotros explicaremos cómo se está
aplicando y la seguridad y la confianza que tenemos en que lo vamos a lograr.
"Las
manipulaciones que se intentan hacer desde afuera para asegurar que nuestras
transformaciones buscan destruir el socialismo, no son más que el reflejo de
sus deseos de que sigamos un camino que nos conduzca a aquella sociedad que
dejamos atrás."
Por
otra parte, el Partido Comunista de Cuba presentará a los asistentes un
documento titulado Necesidad de la unidad de la izquierda en América Latina y
el Caribe. El texto —refiere— convoca a la unidad de los partidos de izquierda
que tienen un objetivo común: forjar una sociedad diferente. Asimismo, llama a
lograr un trabajo de conjunto que, respetando las características de cada cual,
pueda sostener y apoyar los distintos procesos revolucionarios y progresistas que
viven nuestros países.
El
hotel Danubio, donde todo comenzó, está hoy clausurado y olvidado en la avenida
Brigadeiro Luis Antonio de la moderna urbe brasileña. Sin embargo, cada nuevo
encuentro, debate y acción que emana de este mecanismo es una prueba de que, en
palabras de Balaguer, el Foro de Sao Paulo ha sobrepasado la prueba del tiempo
y sigue siendo un ámbito apropiado para elevar la conciencia por la unidad de
los partidos de izquierda de nuestra región.
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