viernes, 20 de noviembre de 2009

Tren Hershey, memoria sobre ruedas


por JORGE LEGAÑOA ALONSO
Crónicas de Cuba trae este pequeño texto e imágenes. las imágenes son parte de la historia de Cuba. Para los cubanos que no estén apurados, el tren eléctrico de Hershey, que lleva el nombre del famoso chocolatero estadounidense que lo mandó a construir hace un siglo, sigue siendo una buena opción.
Por 2,80 pesos contra 34 pesos en ómnibus (0,11 centavos contra 1,36 dólares), un cubano puede recorrer los 98 km que separan a La Habana de la provincia de Matanzas en el tren de dos coches que, a mitad de camino, pasa por el pueblito de Hershey, donde el empresario norteamericano hizo construir en 1916 un ingenio de azúcar, hoy abandonado.
Según el horario, el viaje, aderezado con 47 paradas, dura cuatro horas.
Los dos vagones datan de 1944 y fueron donados en 1997 por la ciudad española de Barcelona a Cuba.
De los 17 coches que tenía el tren en su juventud, a principios de los años 20, quedan tres “auténticos” construidos en 1917 en Pensilvania (Estados Unidos, noreste), sede del grupo Hershey.
Dos de esos coches ruedan “sólo por encargo” sobre una veintena de kilómetros para grupos de asombrados y entusiastas turistas del primer mundo.
Milton S. Hershey (1857-1945) compró más de 24 200 hectáreas de campos de caña de azúcar para la fabricación de su famoso chocolate con leche. La puesta en marcha de la red ferroviaria de 140 km le permitió transportar mercancías y, a partir de 1920, pasajeros, incluidos sus empleados.
Después de la Segunda Guerra Mundial, el grupo Hershey vendió el ingenio, la red ferroviaria y sus cañaverales a la Cuban-Atlantic Sugar Company, la cual los revendió en 1957 al magnate azucarero Julio Lobo.
Al Triunfar la Revolución, el tren fue nacionalizado.

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